Lamentablemente esta es la actualidad cinegética de esta semana "Un chaval, de no importa donde, acaba con la vida de otro en un desgraciado accidente al confundir al amigo, vecino y compañero con un jabalí tras unos matorrales", cita la noticia.
Una vez más, ya empiezan a ser demasiadas, nos encontramos con sucesos de este tipo y no nos lo acabamos de explicar. ¿Cómo es posible disparar sobre un tamareo sin saber lo que hay detrás? Un perro, un batidor, que se yo. Quiero pensar, y estoy seguro de ello, que una vez más los medios de comunicación por desconocimiento o premura no relatan los hechos en toda su verdad y que en realidad fue un rebote o cualquier otro incidente desafortunado, pero no una imprudencia de tal calibre.
Cuando manejamos un arma de fuego debemos ser conscientes de las consecuencias de una acción temeraria que siempre, y digo siempre, debemos evitar por mucho calentón que tengamos o por grande que sea el marrano.En demasiadas ocasiones todos hemos visto tiros al viso, tiros en la línea, posturas mal colocadas, no respetar a los perros en los agarres, deambular hacia las posturas con el arma cargada.....
Y digo yo, no nos callemos. Cuando contemplemos estas cosas reprendamos duramente, sin contemplaciones, al protagonista de la acción y, si es reincidente, echémoslo a patadas de la caza.
Finalmente me posicionaré como fiel defensor de cualquier medida que ayude a prevenir un accidente. En este sentido creo que debería imponerse en toda España la obligatoriedad del uso de prendas reflectantes, especialmente en batidas y monterías, no dificultan la acción cinegética y permiten localizar al compañero previniendo riesgos.
Permitirme decir con voz fuerte esta vez, ¡sean prudentes! señores, sean prudentes.
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